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Los antiguos docks del puerto de Buenos Aires, que fueron desarrollados al estilo inglés cerca del 1900 y se utilizaban como silos o depósitos para la mercadería a exportar, vivieron posteriormente muchos años de abandono hasta que en la década del 90 fueron reconvertidos para ser utilizados como oficinas, residencias y locales gastronómicos.
Gran cantidad de restaurantes se transformaron en íconos de la ciudad, con vista privilegiada al dique y a los modernos edificios que se fueron construyendo en el llamado "Madero Este" Así, Puerto Madero se convirtió en uno de los proyectos urbanísticos más admirados y visitados por los turistas.
Con la llegada de la pandemia la actividad gastronómica de la zona sufrió muchísimo pero ahora vive su tiempo de revancha.
Se revalorizaron las terrazas, la gente quiere salir, viajar, reunirse con sus afectos y los locales gastronómicos han adaptado sus espacios exteriores para atender a sus clientes.
Sin embargo, en este polo gastronómico que revive su esplendor con una inmensa afluencia de visitantes locales y del exterior, la atención al público representa todo un desafío. Es común ver la habilidad que tienen los camareros que van y vienen transportando bandejas llenas para abrir puertas manuales ¡hasta con los pies!
Conscientes de esta problemática, los responsables de La Parolaccia, Mare y La Bistecca nos convocaron para instalar puertas automáticas para acceder a sus terrazas.
Ahora, estos tres emblemáticos restaurantes, además de ofrecer exquisita gastronomía y ambiente han dado un gran paso facilitando el tránsito de los trabajadores, los clientes y colaborando con la eficiencia energética.
Gran cantidad de restaurantes se transformaron en íconos de la ciudad, con vista privilegiada al dique y a los modernos edificios que se fueron construyendo en el llamado "Madero Este" Así, Puerto Madero se convirtió en uno de los proyectos urbanísticos más admirados y visitados por los turistas.
Con la llegada de la pandemia la actividad gastronómica de la zona sufrió muchísimo pero ahora vive su tiempo de revancha.
Se revalorizaron las terrazas, la gente quiere salir, viajar, reunirse con sus afectos y los locales gastronómicos han adaptado sus espacios exteriores para atender a sus clientes.
Sin embargo, en este polo gastronómico que revive su esplendor con una inmensa afluencia de visitantes locales y del exterior, la atención al público representa todo un desafío. Es común ver la habilidad que tienen los camareros que van y vienen transportando bandejas llenas para abrir puertas manuales ¡hasta con los pies!
Conscientes de esta problemática, los responsables de La Parolaccia, Mare y La Bistecca nos convocaron para instalar puertas automáticas para acceder a sus terrazas.
Ahora, estos tres emblemáticos restaurantes, además de ofrecer exquisita gastronomía y ambiente han dado un gran paso facilitando el tránsito de los trabajadores, los clientes y colaborando con la eficiencia energética.